Entrar en calor

OPINIÓN GP | JAVIER RUIZ @sevennorth | LA COLUMNA DEL 5

Y llegué a tiempo. Los hados se alinearon correctamente, la cita anterior, el atasco, el párking: todo cuadró. Llegué y estaba acabando el himno. Poca gente, muy poca, pocos más de 9.000. Ni siquiera fuimos todos los socios. Temperatura cercana a los cero grados y no, no es ni frío ni calor. Es mucho frío, muchísimo. Los horarios y la estupidez de la LFP que están acabando con los aficionados en los campos. Pensábamos que en Segunda íbamos a tener horarios decentes y siguen siendo un horror.

El primer tiempo no comenzó como habitualmente. El Valladolid no se dejó amedrentar y jugó de tú a tú desde el principio. El dominio era alterno, el partido muy táctico, mucha concentración y buen juego en el sentido que le gusta a muchos entrenadores y que nos gusta a muchos aficionados que creemos que el fútbol no cabe en un resumen de dos minutos de youtube o, peor, de algún programa de noticias y telerealidad. Los pucelanos —con una horrible camiseta que perdía las rayas moradas en la espalda, ¿cuando expulsaremos -también- a los diseñadores del fútbol?— fueron probablemente, junto al Sevilla Atl., el mejor equipo que ha pasado en lo que va de liga por los Cármenes. Un equipo duro, serio, con calidad suficiente para llevar el peso del partido, un delantero impresionante y firmeza para aguantar atrás si es atacado.

El Granada no dispuso de oportunidades apenas hasta que aparecieron los buenos: Montoro, Ramos, centro de Víctor Díaz y remate mordido de Machís, que estaba inexplicablemente solo en el área, que se coló después de botar y dar en el palo en la meta del Valladolid. En un partido tan serio, un gol es un tesoro impagable. El Granada aguantó bien el primer tiempo sin sufrir y el segundo, sin Peña, sin Montoro, sin juego, aguantó sufriendo y con el apoyo de una afición que cada vez más sabe cuándo y cómo animar. No hacen falta gradas de animación, hacen falta gradas de aficionados.

Ramos cada día está más metido en la dinámica del equipo y en cada jugada mejora lo que recibe. El viernes, dejó un balón peinado maravilloso a Joselu que no llegó de milagro. La grada coreó el nombre —misterios— del que no llegó.

Machís sigue en estado de gracia. Viendo cómo están él y Ramos no sería ninguna locura dejarlos arriba y poner tres centrales o tres medio centros en los partidos de fuera de los Cármenes. Alguna oportunidad a la contra iban a tener y calidad les sobra.

Mata lleva 21 goles. Sorprende que no esté en primera. Demostró ser muy rápido, bastante técnico y entender muy bien el juego. La madurez le ha llegado con casi 30 años: la edad justa para coger un buen contrato en el Oporto, o en el Betis, que tanto da.

El angustioso segundo tiempo se fue gastando entre la seriedad local, el empuje visitante y las oleadas de cubitos de hielo que caían del cielo y nos hacían tiritar. Baena cubría mucho centro del campo y Kunde lo acompañaba bien: qué importante será recuperar al capitán para el resto de temporada. Atrás, magnífico el Chico Flores —jugando tocado, arriesgando su salud— en el marcaje a Mata y genial Germán en su reaparición. Otro motivo para poner tres centrales fuera. Debutó Agra y agitó el partido y falló dos ocasiones claras. ¿Mal por fallarlas o bien por crearlas? Démosle minutos y veamos. Hubo ocasiones en ambas porterías y cuando el dolor de piernas congeladas parecía insoportable, el árbitro tuvo a bien pitar el final. En la cola del párking, unos chavales se quejaban del juego, del partido. Yo intentaba entrar en calor.

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