El voleibol granadino debe afinar su destino

OPINIÓN GP | FELIPE BAZÁN @FelipeBzL | FLIPEANDO

El voleibol bendita palabra y reconfortante deporte. Desde pequeño, en mi colegio albaicinero, unido a esta actividad. Un director animoso y una entusiasta entrenadora entregada a sus niños fueron suficientes motivos para que los valores, la disciplina y la colaboración afloraran en nosotros.

La progresión de cada uno nos situó en distintas órbitas, pero siempre unidos con nuestra locura deportiva y los lazos de amistad que hasta la fecha nos vincula. La mirada atrás transmite añoranza y agradecimiento a ese ‘voley’, al que le debo parte de mi educación como persona y de convertirme en amante del deporte en general.

Mi trayectoria ‘voleibolera’ y mi inquietud en este mundo forjaron que me instituyera como jugador, entrenador y árbitro. En esta última faceta me contemplan más de tres décadas ininterrumpidas de satisfacciones y alguna pequeña decepción, la cual, me imprimió más energía para seguir ejerciendo. Compañeros y muchos amigos en el recorrido nacional y provincial son de agradecer en el viaje persistente en el tiempo actual.

En estos momentos, el voleibol granadino y andaluz atraviesa una fase algo desconcertante. Los éxitos existentes, por supuesto conquistados, no pueden esconder la carencia de gestión y funcionamiento en los distintos estamentos englobados. Granada es lo más próximo y el conocimiento más intenso de la situación. La Delegación carece de figura principal desde la dimisión, el pasado enero, del anterior inquilino que dotaba al menos de referencia. Ahora, gran parte de las gestiones deben pasar por la matriz de la Federación Andaluza, en la provincia de Cádiz, lo que conlleva lentitud en la dinámica del día a día. Tras cuatro meses seguimos con la orfandad en el cargo.

Otra cuestión fundamental es la coordinación provincial de árbitros. Aquí si tenemos responsable a simple vista. La formación, seguimiento, control, incluso la motivación de un colectivo, está carente y desprovista de acciones que los fomente. Pocos colegiados formamos el entramado y durante la temporada hemos perdido a elementos muy válidos y necesarios, que por discrepancias en la gestión se vieron obligados a abandonar, sin hacer nada para evitarlo por parte de los dirigentes. Algunas competiciones, como los juegos provinciales, ya no son juzgadas por el arbitraje federado por el menoscabo de cumplimiento en su cobertura durante este ciclo competitivo. Además, en los últimos tiempos, se llevó a cabo un curso de árbitros y de anotadores de nuevo cuño y sin motivo fundamentado, no se contó con todo el profesorado en disposición y cualificado para ejercerlo.

Estas pinceladas indican la necesidad de un cambio de gestión del estamento. La unidad y unión es nula y sobre todo la motivación tanto de la gente joven como de los más veteranos exigua e insignificante.

Todos somos necesarios en una pasión llamada VOLEIBOL, debemos cuidarla y mimarla. Tomemos nota y busquemos soluciones, dejemos el egocentrismo. Que esos niños y niñas se empapen en un ambiente sano y deportivo. Fomentemos los valores de compañerismo y unidad. Estamos a tiempo.