25 abril, 2024 03:55
Alfredo Azcón Saiz

OPINIÓN GP | ALFREDO AZCÓN SAIZ @tronicgr | DIARIO DE UN EXILIADO

No hace mucho tiempo era complicado ver una camiseta del Granada CF por la calle. Recuerdo que en nuestros peores momentos no cabía en mí de gozo al ver nuestra camiseta por televisión, ya fuera en una ascensión ciclista o en un encierro de San Fermines, aunque fuera siempre como actriz secundaria. Siempre había algún hábil y rápido experto en nuevas tecnologías que conseguía capturar el momento, para deleite de la modesta aunque entregada parroquia.

Eran otros tiempos. El Granada CF deambulaba noqueado por los reveses que el destino le tenía preparados. A pesar de resurgir de sus cenizas en innumerables ocasiones, su salud pendía de un hilo cada vez más fino. Fueron demasiados años de penurias y caídas, que tuvieron como consecuencia el mayor mal que un club deportivo pueda tener: el olvido de sus pequeños.

Los últimos años de primera división han conseguido que no sean pocos los niños que llevan orgullosos la rojiblanca horizontal. No, no es casualidad. Esa generación ha crecido viendo jugar al equipo de su tierra contra los mejores jugadores del mundo. Han visto al señor Cristiano Ronaldo marcar el único gol en propia puerta de su dilatada carrera o al señor Lionel Messi hincar sus rodillas mientras se le escapaba la liga. Incluso han visto las lágrimas de un padre cuando un tal Odion Jude Ighalo regateó hasta al recogepelotas para marcar unos de los goles más maravillosos que hayamos visto jamás.

Y son precisamente esos niños los que mañana irán a los Cármenes, presumirán de rojiblanca horizontal y ejercerán de orgullosos embajadores. Esos que hoy son niños, mañana estarán inculcando a sus hijos el orgullo de ser granadinista y de responder con la cabeza bien alta de qué equipo son. De ahí la importancia de que un equipo de fútbol cuide al máximo a los más pequeños, mimándolos y facilitándoles el acceso al recinto deportivo.

Y en todo esto no puede faltar la educación a nuestros menores. Poco puede hacer un club si en el ámbito familiar no sabemos inculcar a los más peques de la casa las bondades del deporte y los valores que representa. ¡Qué importante es concienciarse de la trascendencia que tienen los padres en todo lo concerniente a la educación de sus hijos! Y qué importante es que nos demos cuenta de que aquellos que hoy están aprendiendo de nosotros serán los que mañana se conviertan en embajadores de nuestro equipo y en fiel reflejo de la educación que hemos conseguido transmitirles.

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